Amigas y amigos, hoy 8 de marzo, día internacional de la mujer, les envío esta historia de una mujer mexicana. Una joven, como millones de mexicanas que viven en el filo de la navaja, en un país como el nuestro, en donde los gobiernos administran la vida y la muerte. Desafortunadamente, en México es muy difícil ser mujer, en donde son asesinadas siete mujeres al día, según la ONU, lo cual implica que pueden ser muchas más.
La información para armar esta historia la hemos tomado de varios diarios. Entonces, que este día nos sirva para pensar, sentir, y sobre todo actuar. Un abrazo y espero que esta historia los conmueva. Un abrazo.
ERIKA EN UN 8 DE MARZO
El sueño de Erika Kassandra Bravo
Caro era convertirse en médico y atender especialmente a niños recién nacidos.
Es por eso que había tomado la decisión de mandar su documentación para
estudiar en la Universidad de Guadalajara y especializarse en pediatría.
Su otra pasión era la ginecología, especialidad de su madre, Ángeles Marisela Bravo Navarrete.
Kassy, como era llamada
cariñosamente por familiares y amigos, creció en un ambiente donde la medicina
era el tema de conversación de todos los días, además de su madre, su hermano es paramédico, también se dedica a atender a personas que necesitan
cuidados.
La enfermera de 19 años solía pasar
sus tardes en el Hospital Regional Pedro Daniel Martínez de Uruapan, Michoacán
de donde era originaria. En ese hospital realizó sus servicio social de
enfermería y hasta hace poco había comenzado a trabajar en el hospital privado
El Ángel como enfermera asignada al área de urgencias.
Kassy era una chica curiosa y
dispuesta a aprender de todo lo que pudiera. Estudió cultura de belleza, tomó
un curso para poner uñas, otro de pintura y clases de guitarra.
Eso lo combinaba con sus ocupaciones
en el Centro Social de Jujutacato en donde bañaba ancianos, así como en los
albergues para niños abandonados en donde aseaba a los pequeños que ahí se
encontraban y peinaba a las niñas. Lo hacía en su tiempo libre, sin
recibir ningún tipo de remuneración.
El 3 de diciembre Kassandra salió
cuidar a unos niños en una casa de la colonia El Mirador, de Uruapan. Alrededor
de las seis y media, Kassy desapareció en una parada de camión al pie de la
carretera.
Durante tres días su familia no supo
de su paradero hasta que su cuerpo fue encontrado con el rostro desollado y con huellas de tortura en la comunidad de
Las Cocinas, situada al pie de la carretera que lleva al municipio de Los
Reyes.
Días después de haber sido encontrada, el procurador del estado de Michoacán José Martín Godoy Castro señaló que había indicios
de que Erika Kassandra pudo haber conocido a su asesino, y que extraoficialmente se
investigaba la hipótesis de que hayan sido un hombre y una mujer que la enfermera
conocía, apuntó además que no se ha detenido a nadie por su muerte.
Las cuentas de Facebook y Twitter de
Erika Kassandra fueron eliminadas, algo que sorprendió a los familiares de la
joven “nosotros no tenemos nada que ver con eso, estamos sorprendidos. No
sabemos qué pasó y estamos tratando de investigar” señaló el primo de la víctima.
Ambas cuentas estaban siendo
utilizadas para externar condolencias y la indignación que ha provocado el
caso.
Sin haber concluido la
investigación, el Procurador de Justicia de Michoacán se atrevió a afirmar que el asesinato de la joven enfermera “no tiene relación con el crimen
organizado“ y que sí se debió a un hecho personal y pasional.
Por su parte el gobernador del
estado, Salvador Jara, mencionó que “el asunto debía ser tratado con cuidado“ y
que “estas cosas ni siquiera tendríamos que tratarlas de manera pública, el
hecho de que si hay una alerta o no, si uno hace mucho ruido, se pueden salir
las cosas de control”.
Y agregó que las alertas de
género se activan solamente cuando ocurren asesinatos de una forma sistemática.
El domingo 6 de diciembre del 2014
familiares y amigos de la joven Erika, realizaron una marcha pacífica en las
calles de Uruapan, Michoacán para exigir justicia.
Los uruapenses salieron a las calles
vestidos de negro a manifestar su dolor e indignación por la muerte de la
jovencita.
Los manifestantes mostraron su
hartazgo y sed de justicia ante los últimos acontecimientos registrados en la
ciudad durante la movilización que inició en la glorieta de la avenida
Latinoamericana y paseo Lázaro Cárdenas esta mañana a las 9:00 horas.
Los inconformes exhibieron pancartas
en las cuales reclamaron al comisionado Alfredo Castillo y al presidente
Enrique Peña Nieto por lo ocurrido a la joven.
El contingente se desplazó por el
paseo Lázaro Cárdenas para demandar el esclarecimiento del homicidio. Los
participantes de la marcha distribuyeron un volante con los datos de la
víctima, en el cual aparecen su foto y señas particulares. También portaron una
manta que decía “Evolución Mexicana”, además de volantes con los fotos de los
normalistas de Ayotzinapa desaparecidos.
Los inconformes invitaron a la
sociedad a sumarse a la marcha del día siguiente a las 17:00 horas, convocada
por un gran número de enfermeras.
La indignación generalizada también
se dio en las redes sociales como Facebook y Twitter.
Luego de que los padres de la joven
comenzaron a divulgar su desaparición a través de las redes sociales, cientos
de usuarios compartieron en sus perfiles imágenes de la enfermera desaparecida
desde el pasado miércoles 3, cuando salió de su casa con su uniforme de
trabajo.
La tarde del 9 de diciembre de 2014,
un grupo de personas de distintas edades se concentraron frente a la
representación de gobierno del Estado de Michoacán, en la colonia Nápoles de la
Ciudad de México, en un acto de inconformidad ante la indiferencia de las
autoridades de esa entidad de la república mexicana
Ni el frío, ni la oscuridad de
aquella tarde de invierno hicieron desistir a las y los manifestantes, tanto
independientes, como de algunas organizaciones y colectivos. Algunas llevaban
velas y fotografías de Érika que portaban como si fuera su rostro, haciéndonos
recordar que, en tiempos de violencia sistemática, todas somos víctimas
potenciales, pero lo más importante es ser solidarias: ella somos todas.
Muchas voces se alzaron en protesta
frente a la representación de Michoacán, algunas en conjunto, gritando
consignas y otras tantas resonaban por la calle a través de un megáfono. Entre
esas voces, estaba la de Yakiri Rubí
Rubio Aupart, quien hace un año, logró sobrevivir a una agresión sexual y una
tentativa de feminicidio. También, se escuchó la voz de Ana Katiria Suárez
Castro, la valiente abogada que acompañó a Yakiri durante el proceso legal al
que tuvo que enfrentarse cuando el sistema de justicia la inculpó, a pesar de
haber llegado en calidad de denunciante.
El objetivo de manifestarse frente a
la representación de Michoacán, es enviarle una mensaje de protesta al
gobernador, Salvador Jara Guerrero, por minimizar el problema al asegurar que
el asesinato de la joven se trata de «un hecho aislado» y ante su negativa a
declarar alerta de género aún cuando es la segunda mujer asesinada en una
semana en ese estado. Aparentemente, Jara considera que llamar este tipo de
homicidios por su nombre –feminicidios– y aceptar que es un problema social,
simplemente generaría una «psicosis innecesaria» en la población.
No obstante, Jara no es el único que
piensa que el asesinato de Érika es un hecho entre mil, pues el procurador de
justicia de Michoacán, José Martín Godoy Castro, sostiene que se trata de un
asunto entre particulares, como si ignorara que las particularidades que se
repiten a diario, dejan de ser tal para convertirse en nada menos que
generalidades, es decir, problemas de magnitud social. También afirmó que,
según los datos que arrojó la averiguación previa, la víctima y el victimario
se conocían, lo cual es una exhortación a restarle importancia al despojo de
las voluntades y cuerpos de las mujeres, pues recordemos que cuando un acto de
injusticia queda impune, se convierte entonces en un acto permisible a todos
los niveles.
Según familiares, vecinas y vecinos de
Érika, un hombre integrante de la Fuerza Rural Estatal de Uruapan, acosaba a la
joven desde hacía varias semanas, el presunto responsable lleva por nombre Francisco
Manríquez. No es de sorprenderse que el alcalde del estado de Michoacán, Aldo
Macías Alejandres, declarara que: «Son
100 elementos que andan uniformados y los vemos cuando van a solicitar algún
apoyo al Ayuntamiento. Algunos no traen uniformes, nos muestran sus
credenciales pero no sabemos si son verídicas […] No sabemos si pasaron los
exámenes de control y confianza… No tenemos la información de los elementos de
la Fuerza Rural que están acreditadas».
El lunes 16 de diciembre del 2014,
la Procuraduría General de Justicia del Estado de Michoacán (PGJE) presentó su versión sobre el asesinato de
Erika.
A pesar de que el cadáver de la
muchachita enfermera de 19 años cuyo cadáver fue encontrado en brutales
condiciones con el rostro totalmente descarnado, cadavérico, irreconocible, las
autoridades han informado que en realidad se trató de “algo más simple“, que no
hubo desollamiento ni el ensañamiento bárbaro que se visualizó sino que en
realidad, fue un asesinato a mano limpia, sin tortura de por medio sólo un
forcejeo el cual obviamente perdió la chica a manos nada menos que de su
padrastro. Y todo derivado de una simple discusión casera, encontrando
como culpable al padrastro de la joven.
Así, se fortalece la afirmación del
gobernador de que era “simplemente un caso aislado“.
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