A siete días de la llegada de nuestras y nuestros
muertos.
Amigas y amigos
Hoy les envío esta historia escrita por el colombiano
Nicolás Buenaventura. Una historia en la que se mezclan la muerte, el olvido y
la memoria. Ojala y les guste. Un abrazo.
La Muerte
Nicolás Buenaventura
(Inspirado en un relato de la cultura Inca.)
Todas las mujeres y todos los hombres
tenían que hacer un largo viaje solitario del que regresaban cansados pero
cargados de historias extraordinarias y alimentos desconocidos.
Un día, un hombre que en su viaje había
comido tierra y se había emborrachado con una
planta, se quedó dormido. Soñó que
regresaba, pero no regresó. Las mujeres y los hombres lo aguardaron y como
nunca volvió decidieron olvidarlo.
Con el tiempo, el hombre despertó y,
sorprendido de no hallarse entre los suyos, haciéndose mil preguntas,
preocupado y confundido regresó. Algo terrible, que él no comprendía, había
ocurrido: lo habían olvidado.
Desesperado iba de un lado para otro, saludaba,
hacía gestos tratando de llamar la atención… Nadie lo saludaba, nadie lo distinguía,
nadie lo reconocía. Para ellos, él ya no existía.
El olvidado decidió irse más lejos y
esperar a los que salían de viaje y, en cuanto los veía llegar, les hacía comer
tierra y probar la planta.
Ellos, borrachos, alucinados, soñaban
que regresaban, pero no regresaban. Las mujeres y los hombres los olvidaban.
Con el tiempo, a fuerza de
olvido, se fueron volviendo flacos.
Flacos…
Más flacos todavía.
Ya no se sostenían, se cayeron y
fueron devorados por la tierra.
Con el tiempo, los que se iban
de viaje ya no regresaban.
Así nacieron la muerte y el
olvido.
Allí, donde la tierra había devorado a
los olvidados, nació una plantita verde, llena de arrugitas y con puntitos
blancos. Las mujeres y los hombres la probaron, les gustó, se la comieron,
entonces recordaron. Había nacido la memoria.
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