Amigas y amigos.
El viernes 11 de octubre de este año, el diario Reforma publicó en la portada de su
sección Ciudad la nota “Identifica Gobierno a Grupos Anarquistas” que alude a
un supuesto “Análisis de Grupos Anarquistas” elaborado por el Gobierno
perredista del Distrito Federal en el
que se describen los supuestos grupos, nombres y tácticas que utilizan quienes
han enfrentado a la policía capitalina en las manifestaciones desde el #1DMx.
El pasado domingo tuve oportunidad de leer la nota y encontré entre la lista de
los supuestos anarquistas, a Julio Pisanty Alatorre.
El médico Pisanty es amigo de una de mis hijas y ella me ha
platicado en torno a este muchacho. Le creo completamente a mi hija y a él. No
le creo a Reforma y al (Des)gobierno perredista
del DF. Ese partido cada día es más cínico, corrupto y totalitario, así como
sus funcionarios y dirigentes. La historia un día les cobrará la factura. Los
invito a que lean la nota de ese diario y aquí la carta de médico Pisanty. Ojala
y les conmueva. Un abrazo.
¿Por qué soy
peligroso?
Mi nombre es Julio Pisanty Alatorre. Soy médico,
y actualmente estoy por terminar el Internado Médico de Pregrado en un hospital
público en la Ciudad de México. El día viernes, mientras revisaba a una mujer
embarazada, me habló un amigo para informarme que, al parecer, soy uno de los
once “anarquistas” más peligrosos de la ciudad. Así, por lo menos, dice un
artículo publicado en el periódico Reforma,
y replicado en otros medios, supuestamente basado en un informe realizado por
el gobierno del Distrito Federal.
La noticia me tomó por sorpresa. No pude más que
preguntarme: ¿será que sí soy peligroso? Evidentemente, es falso que mi
“peligrosidad” radique en mi “grado de violencia y participación constante en
las manifestaciones que terminan en actos vandálicos” (como dice el afamado
diario). Lo que de mí se dice –salvo que estudio en la Facultad de Medicina– es
pura y llana mentira. El absurdo se hace tanto más evidente cuanto que la
dinámica actual de mi formación profesional no me permite “la participación
constante en las manifestaciones”
Surge, entonces, una nueva duda: ¿por qué soy
peligroso?
¿Será que soy peligroso por pensar que otra forma
de hacer medicina no sólo tiene que ser posible, sino que es necesaria y
urgente? ¿será que soy peligroso por pensar que algo no anda bien cuando veo
gente abandonar mi hospital “público” por no tener el dinero para pagar
tratamientos que les salvarían la vida, y a esto se le llama “alta voluntaria”?
¿será que soy peligroso por expresar constantemente la postura de que las
enfermedades que padece la gente son producto de una estructura social injusta?
¿será, tal vez, que soy peligroso por afirmar que un sistema que se basa en el
trabajo de médicos en formación con jornadas de más de 32 horas sin dormir no
puede ser lo mejor para el público? ¿será que soy peligroso por pensar y
expresar que una reforma que pasa la factura de los gastos en las escuelas a
los padres de familia no puede ser llamada reforma educativa? ¿por creer que,
como médico, es mi deber oponerme a una guerra absurda que ha sembrado mi país
de muertos que tenían mi edad? ¿por participar en un movimiento que puso el
dedo sobre la manipulación mediática, esa misma de la que ahora soy víctima?
¿será que lo peligroso es que somos muchas y muchos los que pensamos así?
A mi parecer, lo que de mí dice este “informe”, y
la forma en que algunos medios lo han replicado, muestra el maniqueísmo con el
que actúa, en este caso, el gobierno del Distrito Federal. Muestra también la
falsedad de sus supuestas investigaciones, que buscan presentar explicaciones
simplistas sin molestarse en acercarse aunque sea un poco a la realidad. El GDF
y los medios hoy buscan construir personajes linchables, en lugar de mirar a la
marginación y la desigualdad en el origen de la situación actual. Mi caso,
creo, desenmascara su farsa: ¿un médico que aún cree en el humanismo, que hace
teatro, que intenta ser congruente en la clínica y la calle, es el radical
peligro que invocan cuando intentan regular las manifestaciones públicas?
Como médico, y como habitante de esta tierra
entre el Bravo y el Suchiate, veo con gran preocupación el rumbo autoritario en
que camina el país. Hoy me tocó vivir un ejemplo, quizá menor en comparación
con los golpeados, los muertos y desaparecidos, de este autoritarismo que deja
clara la necesidad de, como sociedad, ponerle un alto.
¡Salud y Saludos!
Julio Pisanty Alatorre
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