jueves, 7 de noviembre de 2013

CUENTOS E HISTORIAS PARA LA TERNURA. El cuento de este día lunes 4 de noviembre del 2013.

Amigas y amigos
Hoy les envío un cuento de  Cristina Peri Rossi, escritora uruguaya, nacida el 12 de noviembre de 1941 en Montevideo y que en 1963 publicó su primer libro en donde recopila una serie de relatos titulada Viviendo.Con el arribo de la dictadura militar en Uruguay ella salió al exilio.
Poeta, narradora, ensayista y amiga íntima de Julio Cortázar, su obra es considerada una de las más importantes de la vanguardia literaria en lengua española, traducida a más de doce idiomas, y ganadora de numerosos premios. Es considerada una escritora comprometida y los temas de sus obras giran alrededor de conceptos como el amor, la libertad del individuo frente a la opresión del poder y el feminismo.

Espero que este cuento les conmueva y ayude a moverse para un mundo mejor y posible. Un abrazo.


Entre la espada y la pared.


Cristina Peri Rossi


El espacio que queda entre la espada y la pared es exiguo. Si huyendo de la espada, retrocedo hasta la pared, el frío del muro me congela; si huyendo de la pared, trato de avanzar en sentido contrario, la espada se clava en mi garganta.

Cualquier alternativa, pues, que pretenda establecerse entre ellas, es falsa, y como tal,la denuncio. Tanto el muro como la espada sólo pretenden mi aniquilación, mi muerte, por lo cual me resisto a elegir. Si la espada fuera más benigna que elmuro, o la pared, menos lacerante que el filo de aquella, cabría la posibilidad de decidirse, pero cualquiera que las observe -la espada, la pared-comprenderán enseguida que sus diferencias son sólo superficiales. Sé que tampoco es posible dilatar mi muerte tratando de vivir en el corto espacio que media entre la pared y la espada. No sólo el aire se ha enrarecido, está lleno de gases y de partículas venenosas: además, la espada me produce pequeños cortes (que yo disimulo por pudor) y el frío de la pared congestiona mis pulmones, aunque yo toso con discreción. Si consiguiera escurrirme (imposible salvación), la espada y el muro quedarían enfrentados, pero su poder, faltando yo entre ambos, habría disminuido tanto que posiblemente el muro se derrumbara y la espada enmoheciera. Pero no existe ningún resquicio por el cual pueda huir, y cuando consigo engañar a la espada, la pared se agiganta, y si me separo de la pared, la espada avanza.
He procurado distraer la atención de la espada proponiéndole juegos, pero es muy astuta, y cuando deja de apuntar a mi garganta, es porque dirige su filo hacia mi corazón. En cuanto al muro, es verdad que a veces me olvido que se trata de una pared de hielo, y, cansado, busco apoyo en él: no bien lo hago, un escalofrío mortal me recuerda su naturaleza.

He vivido así los últimos meses. No sé por cuánto tiempo aún podré evitar el muro, la espada. El espacio es cada vez más estrecho y mis fuerzas se agotan.Me es indiferente mi destino: si moriré de una congestión pulmonar o me desangraré a causa de una herida; esto no me preocupa. Pero denuncio definitivamente que entre la espada y la pared no existe un lugar donde vivir.

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