Hoy les comparto un cuento de Clandestino Rueda, un cuentero colombiano que hace un trabajo muy valioso e interesante en Cali y en ese país sudamericano.
Tuve oportunidad de conocer a Clandestino y el trabajo que desarrolla en el año de 2006 en el Encuentro Unicuento de la Universidad de Santiago de Cali. Hace unos días él publicó una nota sobre la realidad en su país que me pareció muy interesante, platicamos brevemente y me regaló este cuento para mi blog. Gracias Clandestino y que tu trabajo sea siempre fructífero.
Espero que a ustedes les guste este cuento.
Hoy caminaba por el rio Pasto, bueno lo que
queda, y me acorde de un pequeño cuento
que hace mucho rato
escribí.
La silla que no tenía sentadero.
Había una vez una silla que no tenía sentadero,
Pasaba sus días tristes abandonada en el patio de una
casa, olvidada, desecha,
al sol y al agua, sentía que
su existir no tenía sentido…
La silla cansada de tanto olvido, y con todo su
existencialismo, camina hasta el
puente que daba al río y
desde allí se arroja sin pensar en nada…
Al otro día en primera página y a todo color el titular “se
encontró el cadáver
de una silla un colchón y una
nevera viaja en las orillas del río”.
Nadie
entiende cuales
fueron los motivos de este suicidio colectivo.
Clandestino Rueda .
De la colección “cuentos de los objetos vivos”
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