miércoles, 30 de marzo de 2016

CUENTOS E HISTORIAS PARA LA TERNURA, El cuento de este día miércoles 30 de marzo del 2016 CLAPTON ES DIOS. José Agustín.


Amigas y amigos, El Gran Dios Eric Clapton cumple hoy 30 de marzo 71 años de vida. Un chingón el tipo. Por estas razones, hoy publicamos el cuento de otro chingonazo, nada más que mexicano y escritor, José Agustín, titulado Clapton es Dios. 

Va pues y que este día se la pasen escuchando a Dios.






"Me hallaba en el zócalo de Cuautla cuando de pronto se me acercó un hombre de unos sesenta años y facha de extranjero. Llevaba el pelo muy cortito, barba rala y canosa, y una enorme chamarra de piel a pesar de que la temperatura era de 32 grados. Hubiera jurado que era Eric Clapton, pero que era imposible que el gran guitarrista estuviera ahí y en ese momento.

-¿Me permites que me siente en esta banca?

-Sí, claro -dije, y me corrí al extremo, a pesar de que había espacio suficiente. Él sonrió.

-Ya se que que no tengo por qué pedirte permiso, las bancas son públicas, verdad?, pero yo entiendo a los que no quieren tener a nadie cerca. Dicen que el pobre ser humano, el del valle de lágrimas, a no ser que ejercite el acto amoroso, procura establecer una mínima distancia de cualquiera que esté cerca.

-Así es, pero aquí hay bastante lugar. No estas violando mi hipotético e intangible espacio personal. ¿Ya te han dicho que eres igualito a Eric Clapton?

-Yo soy Eric Clapton -dijo, un tanto desolado.

-Fijate.

-...Yo mismo me siento así. De hecho, en estos últimos días quisiera no ver a nadie, no saber nada de nada. Esto es muy dificil para mi, tu comprenderás, porque yo siempre estoy en todos, en todas partes y todos los tiempos.

-Ah, ¿te cae?

-Sí, en este mismo instante también estoy en Londres, fastidiado de la música, de todo y... Ahora estamos en el desierto del Gobi...

Efectivamente, para mi pasmo absoluto, de pronto nos hallamos en lo alto de una duna de un desierto, si decía que era el del Gobi yo no tenía porqué dudarlo, pues no se veía nada mas que arena.

-Cierra la boca -me dijo y comprendi que la tenía totalmente desencajada- Vamonos de aqui...

Y entonces de nuevo estabamos en el zócalo de Cuautla, pero mi sorpresa fue mayuscula cuando vi que en la banca contigua José María Morelos platicaba con Emiliano Zapata. Estaban tranquilos, immersos en la conversación, pero eso no podía ser, porque todo indicaba que nos hallábamos en el año 2000, ademas de que entre Morelos y Zapata mediaban cien años.

El hombre de la barba canosa me veía sonriendo.

-¿Ya estás entendiendo? Te voy a dar un último ejemplo.

Entonces desapareció Cuautla y ahora nos hallabamos en Jerusalén, en la ultima cena de Jesucristo, sólo que en vez de los doce apóstoles a la mesa vi a Leonardo Da Vinci, José Clemente Orozco, Diego Rivera, José Vasconcelos, Nezahualcoyotl, Federico Nietzche, Sor Juana Inés de la Cruz, John Lennon (con una camiseta que traía la cara de Beethoven), Carl Gustav Jung, Sigmund Freud, Albert Einstein y Carlos Marx. Cristo, por cierto, en el pecho de su túnica mostraba la imagen de la Virgen de Guadalupe.

-¿Qué tal, eh? -oi que me decía mi compañero

Me hallaba pasmado, pero alcanzé a ver que de nuevo estabamos en nuestra banca del zócalo de Cuautla.

-Si, yo soy Eric Clapton -me dijo-. Y ahora te voy a dar un regalito...

En ese momento hizo lo que me pareció el pase de un mago y de pronto ante mí, apareció un disco. Era blanco, pesaba y no se leía ningún título en la portada.

-A ver si te gusta. Es mi mas reciente obra -me dijo.

Y en ese momento se desvaneció en el aire nítido de la mañana
.














domingo, 6 de marzo de 2016

CUENTOS E HISTORIAS PARA LA TERNURA La historia de este lunes 7 de marzo del 2016. LAS HUELLAS DE RAMONA. Subcomandante Insurgente Marcos.

Estimadas amigas y amigos, en este próximo Día Internacional de la Mujer les envío esta historia de una enorme mujer. Una giganta. Espero que les guste y sigamos en la búsqueda de nuestros 43.



Ramona y sobre el dejar huella de los mayas
 Subcomandante Insugente Marcos
Pasó hace tiempo. Hace aproximadamente 15 o 16 años, que yo la conocí, y a ella le tocaba llevarnos a uno de los pueblos donde se estaba haciendo la explicación de cómo estaba la situación de nuestra lucha. Nosotros cada tanto explicamos a nuestra gente cómo vemos el mundo, el país, nuestra lucha y nuestros pueblos. Y a ella esa vez le tocó dirigir la marcha. Ella era muy alegre y muy burlona. Decía de broma cuando le tocaba guiarnos a nosotros —porque ella era la única que conocía el camino— que nuestra lucha era buena, porque era lo primero en lo que la mujer iba adelante. Y bromeaba conmigo y decía: “cuando ganemos tal vez nos van a alcanzar ustedes, los hombres que todavía van detrás de nosotras y, entonces, en el nuevo mundo que queremos construir vamos a caminar uno al lado de otro”. Y lo decía con burla porque la costumbre hasta entonces en las comunidades es que el hombre iba adelante y la mujer atrás, siguiéndolo.
No entendí entonces. Tiempo después, de vuelta otra vez —creo que esto fue en los Altos de Chiapas, es otro clima, hay mucha niebla— Ramona gustaba con jugar de que había que caminar la nube, decía, porque llegaba un momento en que la niebla se acostaba completamente sobre las montañas y parecía que estábamos realmente caminando sobre las nubes. Volví otra vez a la parte de la selva y encontré al Viejo Antonio y le conté la anécdota de Ramona —ellos se habían conocido en una de nuestras reuniones—, y se sonrió y me dijo:
“Te voy a contar una historia que cuentan nuestros más antiguos”. Los nadie sabedores de nuestros pueblos indios, contaban que en los primeros días les habían escogido a hombres y mujeres grandes, y los hicieron grandes porque grande era su tarea; gigantes, dirían ustedes, ellos usaban la palabra grandes. Y que a esos hombres y mujeres les tocaba, por su estatura, ir marcando el camino para que cuando se fueran muy lejos, la gente que iba atrás los viera de lejos, muy por encima de los árboles. Y que al principio así fue, pero llegó un momento en que esto despertó la envidia y el coraje de otros: de los chiquitos o de los pequeños, y se hizo el gran problema.
Se reunieron entonces los dioses primeros, los que nacieron el mundo y dijeron: “bueno, aquí ya hicimos un problema —ellos sí reconocían cuando hacían mal las cosas, no como los gobiernos de ahora— y entonces, ahora, cómo le hacemos”. Dijeron: “vamos a tener que esconder la grandeza de estos hombres y mujeres de alguna forma” y decidieron hacerlos chiquitos, pero eran gigantes, nada más que de corta estatura. Pero entre que se estaban peleando y se ponían a bailar con la marimba y todo eso —porque eran dioses muy alegres, muy bailadores— se les olvida un detalle y sí les modifican la estatura, pero no el peso. Entonces resulta que estos hombres y mujeres que eran gigantes, eran chiquitos, pero pesaban como gigantes e iban dejando huella.
Decía el Viejo Antonio que siempre había que aprender para aprender el modo de los indígenas mayas, había que aprender a mirar hacia abajo. Decía que los caxlanes, los tzules, los conquistadores, que tenían diferentes colores, diferentes nombres y diferentes nacionalidades, incluso mexicanos, que nos iban a ir oprimiendo a lo largo de todos estos años interpretaban que los indígenas bajábamos la cabeza como un signo de humillación y obediencia. Dice el Viejo Antonio: “No, lo que estamos haciendo siempre es buscando la huella que es profunda; aprende a mirar abajo y atrás de que vayas de alguien y sigue la marca, síguelo, no lo pierdas, porque arriba no lo vas a encontrar”.
Y entonces, ¿qué pasa después?, le pregunté al Viejo Antonio. Cuando esos gigantes mueren por fin, los dioses dejaron arreglado el problema que todos están pensando: cuando ya están finados, juntos, no va a haber tumba en la que quepan, porque aunque son pequeños de cuerpo, son grandes de estatura. Y entonces me dijo: “para eso es que está la ceiba, estos hombres y mujeres no pueden yacer tendidos; viven y mueren de pie y tienen que estar descansando después de dejarnos, de pie. Estas personas, estos hombres y mujeres, cuando mueren forman parte de la gran ceiba madre, que es la que los arropa”.
Años después y todavía, sigo mirando mis pasos y no hay huella, pero sigo recordando el paso de Ramona y de otros compañeros que son los que nos dirigen y sigo viendo que aunque el suelo esté duro, sea árido, aunque haya cemento cuando han salido a la ciudad, siguen dejando una huella muy honda, y siempre me preocupo de ver para abajo para no perderla. Es con esa huella, la de nuestros compañeros que son los que nos dirigen, indígenas mayas todos ellos —y lo digo aquí en tierras mayas—, como llegamos aquí, y como vamos a recorrer todo el país.
Esto es lo que les quería contar, porque parte de este homenaje que le hicieron a Ramona lo voy a entregar a su familia cuando regrese. Y la otra parte la voy a poner al pie de la ceiba, tenemos un campamento donde la vamos a recordar.
  Playa del Carmen, Quintana Roo (16 /ene/06)


viernes, 4 de marzo de 2016

BIENAL DE ORALIDAD ESCÉNICA BARRIOCUENTO. LA HABANA. CUBA

AFROMÉXICO, LA TERCERA RAÍZ.



IMAGINA, Compañía de Historias y Cuentos.

participaremos en la 

Bienal de Oralidad Escénica

BARRIOCUENTO 2016.



a celebrarse en la ciudad de La Habana, Cuba.
del 8 al 12 de marzo del 2016.

Con nuestros conciertos

AFROMÉXICO, LA TERCERA RAÍZ

y

AFROCUBANOS Y AFROMEXICANOS.